Existe una violencia “buena” y existe una violencia “mala”. La primera sirve para mantener el orden. La segunda, para subvertirlo. Si el rock’n’roll nació para rebelarse frente al poder adulto, era inevitable que recurriera al uso de esta última. Pero, ¿lo hizo realmente? ¿Fue el deseo de violencia de los chavales algo más que una fantasía? ¿Existió alguna vez un genuino rock’n’roll terrorista?

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