Considerada una práctica diabólica durante siglos, el sexo anal parece estar hoy totalmente normalizada en el imaginario pornográfico. ¿Cómo ha logrado el capitalismo convertir en mercancía lo que que para el Marqués de Sade era la forma suprema de transgresión? ¿Qué tipo de analidad nos vende el porno contemporáneo? ¿Han dejado de oler mal los culos?

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